jueves, 27 de septiembre de 2007

Hostia que hostión!

Para que vean con qué poco nos contentamos algunos, llevo toda la mañana risueño sólo por acordarme de un golpe. Les pongo en situación: una tienda de dos plantas, un lanzamiento de teléfono inalámbrico en la planta baja, y un mal cálculo de la trayectoria hacia la planta alta. Podría haberlo cogido, pero el lanzamiento quedó corto, y era el teléfono, o yo. Sólo uno podía salvarse. El resultado, unas risas mal contenidas ante el estupor de los clientes, y un teléfono que parecía un kit de un huevo Kinder recién abierto, pero sin instrucciones. Adjunto escalofriante imagen de la escalera, para que vean dónde nos jugamos el tipo cada día subiendo y bajando cientos de equipos para reparar. Disfruten!

1 comentarios, oiga!:

Dreia dijo...

Madre mía... si es que a quién se le ocurre hacer malabares en dicha escalera, "pa' habernos matao".
Pues menos mal que no llevabas ningún equipo que sino... te veo haciendo un cursillo intensivo de piezas mecano para saber donde va cada tornillo.
A ver si estamos más pendiende de los escalones.. y menos de las llamadas perdidas.. si es que esto de la tecnología es un peligro!!